jueves, 27 de agosto de 2009

Desafortunado Destino.

Años 50’ si más no recuerdo. Tú y tu mirada me inspiraban, me llevabas a un mundo completamente distinto, un mundo más allá de lo que todos veían y sentían, me ayudabas a sobrevivir en un mundo surrealista donde todo era perfecto, donde nada iba mal, me hacías volar, nuestro amor era más allá de lo normal. Pero todo cambió, la penumbra me sofocó, no me pude controlar, y así me encuentro ahora, buscando salvación de lo que ya vendrá y no podré escapar. Yo no soportaba tal peso en mi ser, saber que otro hombre te podía poseer, saber que sus ojos gozaban cada vez que tu te le acercabas, que su cuerpo se estremecía cada vez que te tocaba, no lo podía soportar, tenías que ser mía, completamente mía, me deje llevar por la obsesión. Lo reté a un duelo a muerte, sí, sabía que si es que moría, moriría con el honor de derramar mi sangre por ti. Llegó la noche del duelo, los clandestinos espectadores ansiaban ver sangre derrochada, yo solo quería tenerte en mis brazos y que aquél momento eterno que se perdiera en el tiempo. Eterno es el dolor de culpabilidad que ahora siento, saber que yo fui el ser infernal que vertió sangre para tener un peor final, por que seré yo quien permanecerá eternamente donde hay sed y no hay agua, donde hay odio y no amor, donde la gente buena muere, donde las mujeres como tu no van, a un mundo donde tu no estarás y mi eterno y desolado fin en la oscuridad decaerá.

No hay comentarios:

Publicar un comentario